Que saben los soldados, los
Samurai, o los pilotos Kamikaze de la valentía? Les reto a probar con los
excesos, beber varias botellas de whisky, vino, bañarse en humo. Les reto a
sobrevivir la cruda más brutal del mundo. Verse el rostro al espejo y pensar
que no has dormido en un año. Recordar vagamente que estuviste bailando con el diablo. Las manos tiemblan, uno puede ver su enorme debilidad observándose
las manos. En cada suspiro sientes que se te escapa eso a lo que llaman alma.
El agua, tan pura y preciada, forma parte de la solución, pero hasta eso es
repugnante, sólo puedes ver a través de un vidrio empañado de mierda. En
realidad las cosas no son así siempre; a veces las tardes son generosas, los
rojos nítidos, te das cuenta de que los dioses te hablan con un sublime
lenguaje, pero en ese estado que importa, quítenme este cuerpo, piensas. Bueno,
tienes que seguir de alguna forma, el primer paso es levantarse y aceptar la
condición, si uno piensa suficiente en los malditos puede que ellos le otorguen
un poco de calma. Las resacas pueden dotarte de un estado intelectual único, cosa que los
científicos no entenderían, tampoco los teóricos, los filósofos o cualquiera.
Los griegos lo sabían, hay que estar atentos. El vidrio manchado nunca se
limpiará, pero eso tampoco importa, lo importante es tener los ojos abiertos, en
ese estado, uno puede llegar a ser algo así como un vidente. Las cosas se
resuelven cabalísticamente, y si haces conjeturas atinadas; obtendrás tus
respuestas. Es esencial comenzar el circulo vicioso una vez que todo se haya estabilizado, sino, podrás
estabilizarlo todo volviendo a los excesos, da igual. Cada vez tendrás que
expandir tus límites, los dioses lo observan todo, si quieres tus respuestas,
no trates de engañarlos. El exceso es un sendero muy útil. El caos es un regalo
para los verdaderos valientes, quien no conoce los extremos nunca obtendrá
respuestas. Entonces hazme caso, forjate con whisky y humo, con lo que sea, pero sobre pasa las líneas de contención, las águilas saben que para aprender a agitar las alas, tendrán que tirarse de un acantilado primero. Hazlo, libra las batallas necesarias contra ti mismo y sobre todo baila con el
diablo, cógetelo, patéale el rostro, báñate en fuego.
lunes, 22 de octubre de 2012
jueves, 4 de octubre de 2012
La Reina
Entré a ese bar el otro día, el olor era espantoso, cómo si
hubieran tapizado las paredes con mierda, o como si hubieran pegado cada block
con diarrea, eso hicieron.
Trabajadores de todo tipo, hombres la
mayoría, algunos trasvestis, la dueña era una gorda mal encarada, habían
albañiles, empleados de agencias, desempleados, maestros de escuelas públicas,
locos, pseudo escritores, jubilados, un par de desaparecidos y enanos toreros,
hasta eso.
Entonces entró este tipo con cara de
pervertido acompañado de un hippie, el cuál cargaba un tambor en los brazos. No
supe quién era más desagradable. Seguro el hippie, sí, el puto hippie.
Se sentaron en la barra al lado mío, yo bebía
una cerveza oscura y veía el enorme espejo en el mostrador, se reflejaban todos
ahí, hasta los enanos que parecían niños podridos.
Todos se acercaban a saludar al viejo, al
pervertido, besos en las mejillas para cada uno, la puta reina del bar había
llegado, ahí lo supe, la REINA. El hippie descansaba la cara de bruto mirando
hacia los rincones, la reina estaba sentado junto a él, y le decía cosas al
oído, no me imagino que cantidad de cosas, el hippie comenzaba a tocar su
tambor, y la reina movía las manos entre sus pantalones y le tocaba el miembro,
el hippie tocaba y tocaba, la reina también tocaba y tocaba.
Cuándo el hippie había terminado de tocar,
todos gritaban, maullaban, la reina frenética lo llenaba de besos, los demás
aplaudían. El pervertido se fue al baño, y el hippie salió del bar, ya tenía
suficiente. Seguramente ya se había venido tres veces, o ya estaba ebrio. Por
mí que se fuera a tocar a otro lugar, que se largara por otra puta reina a
quién sabe dónde, o a descansar la cara de bruto a otro lado. Por mí que lo
arrollara un trailer, pinche hippie, pensaría el trailero, dejandole ir toda la
enorme máquina encima. Entonces reflexioné: "La reina está sola",
carajo, yo veía el reflejo de la reina en el espejo, se lavaba la cara, las
manos, se ponía agua en el pelo, y se acomodaba la camisa abierta, enseñando
cada vez más un poco de toda su indecencia. Pensé en la forma en la que el mono
observaba con advertencia al jaguar; desde la altura, yo era el mono. De
pronto, la reina me miró a través del espejo, soltó una sonrisa, en ese momento
lo supe, la reina era mía, o más bien, yo era de la reina, pero ese día no
había tiempo, ni ganas, cuándo vi que la reina salía del baño y se acercaba
hacia mí, dejé el dinero de las cervezas sobre la barra y me fuí. Así como lo
había hecho el hippie, pero yo era una mosca más astuta, lograba ver la telaraña
antes de caer en ella. Ese día no iba a caer en ninguna telaraña, ese día no,
tal vez otro día, tal vez mañana, no sé, no importa. Lo que sí sé es que puedo
hacer esperar a las reinas, sí, puedo hacer esperar a cualquier puta reina de
la galaxia.
martes, 2 de octubre de 2012
Algo agradable
Algo agradable
43 cuerpos decapitados,
trozos vivientes en los recuadros de la TV.
La sombra de un cerdo
babeante es dueña del universo.
Un eclipse de fuego
arrasando con niños y flores.
Relámpagos morados
convulsionando en los ojos muertos de todos los invidentes.
Pequeñas manos palpando la
fría superficie de una nueva arma.
Almas que se despiden es un
desierto de sangre.
Un rio de ácido.
Dirían los poetas ebrios y
degenerados que; "ha llegado el tiempo de los asesinos".
Un nuevo régimen entra con
pasos lentos por nuestras puertas.
La esperanza de una nueva
raza también, una raza hecha de cenizas, de lagartos y águilas, de fuego.
Dicen los profetas, que la
salvación convulsiona desnuda bajo una nube de cobre.
Falta poco para el ocaso de
los titanes.
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