lunes, 22 de octubre de 2012

Despertar


Que saben los soldados, los Samurai, o los pilotos Kamikaze de la valentía? Les reto a probar con los excesos, beber varias botellas de whisky,  vino, bañarse en humo. Les reto a sobrevivir la  cruda más brutal del mundo. Verse el rostro al espejo y pensar que no has dormido en un año. Recordar vagamente que estuviste bailando con el diablo. Las manos tiemblan, uno puede ver su enorme debilidad observándose las manos. En cada suspiro sientes que se te escapa eso a lo que llaman alma. El agua, tan pura y preciada, forma parte de la solución, pero hasta eso es repugnante, sólo puedes ver a través de un vidrio empañado de mierda. En realidad las cosas no son así siempre; a veces las tardes son generosas, los rojos nítidos, te das cuenta de que los dioses te hablan con un sublime lenguaje, pero en ese estado que importa, quítenme este cuerpo, piensas. Bueno, tienes que seguir de alguna forma, el primer paso es levantarse y aceptar la condición, si uno piensa suficiente en los malditos puede que ellos le otorguen un poco de calma. Las resacas pueden dotarte de un estado intelectual único, cosa que los científicos no entenderían, tampoco los teóricos, los filósofos o cualquiera. Los griegos lo sabían, hay que estar atentos. El vidrio manchado nunca se limpiará, pero eso tampoco importa, lo importante es tener los ojos abiertos, en ese estado, uno puede llegar a ser algo así como un vidente. Las cosas se resuelven cabalísticamente, y si haces conjeturas atinadas; obtendrás tus respuestas. Es esencial comenzar el circulo vicioso una vez que todo se haya estabilizado, sino, podrás estabilizarlo todo volviendo a los excesos, da igual. Cada vez tendrás que expandir tus límites, los dioses lo observan todo, si quieres tus respuestas, no trates de engañarlos. El exceso es un sendero muy útil. El caos es un regalo para los verdaderos valientes, quien no conoce los extremos nunca obtendrá respuestas. Entonces hazme caso, forjate con whisky y humo, con lo que sea, pero sobre pasa las líneas de contención, las águilas saben que para aprender a agitar las alas, tendrán que tirarse de un acantilado primero. Hazlo, libra las batallas necesarias contra ti mismo y sobre todo baila con el diablo, cógetelo, patéale el rostro, báñate en fuego.

jueves, 4 de octubre de 2012

La Reina


Entré a ese bar el otro día, el olor era espantoso, cómo si hubieran tapizado las paredes con mierda, o como si hubieran pegado cada block con diarrea, eso hicieron.

Trabajadores de todo tipo, hombres la mayoría, algunos trasvestis, la dueña era una gorda mal encarada, habían albañiles, empleados de agencias, desempleados, maestros de escuelas públicas, locos, pseudo escritores, jubilados, un par de desaparecidos y enanos toreros, hasta eso.

Entonces entró este tipo con cara de pervertido acompañado de un hippie, el cuál cargaba un tambor en los brazos. No supe quién era más desagradable. Seguro el hippie, sí, el puto hippie.

Se sentaron en la barra al lado mío, yo bebía una cerveza oscura y veía el enorme espejo en el mostrador, se reflejaban todos ahí, hasta los enanos que parecían niños podridos.

Todos se acercaban a saludar al viejo, al pervertido, besos en las mejillas para cada uno, la puta reina del bar había llegado, ahí lo supe, la REINA. El hippie descansaba la cara de bruto mirando hacia los rincones, la reina estaba sentado junto a él, y le decía cosas al oído, no me imagino que cantidad de cosas, el hippie comenzaba a tocar su tambor, y la reina movía las manos entre sus pantalones y le tocaba el miembro, el hippie tocaba y tocaba, la reina también tocaba y tocaba.

Cuándo el hippie había terminado de tocar, todos gritaban, maullaban, la reina frenética lo llenaba de besos, los demás aplaudían. El pervertido se fue al baño, y el hippie salió del bar, ya tenía suficiente. Seguramente ya se había venido tres veces, o ya estaba ebrio. Por mí que se fuera a tocar a otro lugar, que se largara por otra puta reina a quién sabe dónde, o a descansar la cara de bruto a otro lado. Por mí que lo arrollara un trailer, pinche hippie, pensaría el trailero, dejandole ir toda la enorme máquina encima. Entonces reflexioné: "La reina está sola", carajo, yo veía el reflejo de la reina en el espejo, se lavaba la cara, las manos, se ponía agua en el pelo, y se acomodaba la camisa abierta, enseñando cada vez más un poco de toda su indecencia. Pensé en la forma en la que el mono observaba con advertencia al jaguar; desde la altura, yo era el mono. De pronto, la reina me miró a través del espejo, soltó una sonrisa, en ese momento lo supe, la reina era mía, o más bien, yo era de la reina, pero ese día no había tiempo, ni ganas, cuándo vi que la reina salía del baño y se acercaba hacia mí, dejé el dinero de las cervezas sobre la barra y me fuí. Así como lo había hecho el hippie, pero yo era una mosca más astuta, lograba ver la telaraña antes de caer en ella. Ese día no iba a caer en ninguna telaraña, ese día no, tal vez otro día, tal vez mañana, no sé, no importa. Lo que sí sé es que puedo hacer esperar a las reinas, sí, puedo hacer esperar a cualquier puta reina de la galaxia.

martes, 2 de octubre de 2012

Algo agradable


Algo agradable

43 cuerpos decapitados, trozos vivientes en los recuadros de la TV.

La sombra de un cerdo babeante es dueña del universo.

Un eclipse de fuego arrasando con niños y flores.

Relámpagos morados convulsionando en los ojos muertos de todos los invidentes.

Pequeñas manos palpando la fría superficie de una nueva arma.

Almas que se despiden es un desierto de sangre.

Un rio de ácido.

Dirían los poetas ebrios y degenerados que; "ha llegado el tiempo de los asesinos".

Un nuevo régimen entra con pasos lentos por nuestras puertas.

La esperanza de una nueva raza también, una raza hecha de cenizas, de lagartos y águilas, de fuego.

Dicen los profetas, que la salvación convulsiona desnuda bajo una nube de cobre.

Falta poco para el ocaso de los titanes.